REPORTAJE EN «EL DÍA DE SALAMANCA»

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«La Casa Lis en una hora y doce piezas fundamentales»


«Lo primero que hace el visitante que entra en la Casa Lis es mirar al cielo, posiblemente con la boca abierta. Bueno… exactamente al cielo no: al techo. A esa especie de manto de patchwork formado por 2.700 piececitas de vidrio unidas por filamentos de plomo. Una idea «muy personal» de Manuel Ramos Andrade que cuajó en 1995 en forma de techumbre. Nos lo cuenta Pedro Pérez Castro, el director del museo, un hombre incansable, alto y enérgico al frente del destino del espacio artístico posiblemente más querido y coqueto de la ciudad y uno de los más bonitos, en sentido estricto y amplio de la palabra, que puedan existir entorno a una colección personal (la del salmantino Andrade) y al movimiento modernista. Fue el modernismo un canto al color, al espectáculo a la forma y a la alegría de vivir que arrebató Europa y que llegó a España en tarros pequeños pero, eso sí, de poderosa esencia. Uno de ellos es, sin duda, el museo de la calle Gribraltar.»


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«Lis tiene expuestas alrededor de 1.800 piezas entre pinturas, esculturas, joyas, obras artesanales y decorativas, juguetes… Y cerca de 3.000 en el conjunto de la colección, incluyendo los fondos. Perderse en sus salas y, sobre todo, detenerse en los detalles, que son muchos, puede llevarle al visitantes horas pero aquí proponemos un recorrido de 60 minutos por 12 obras esenciales elegidas por el personal del museo; 12 piezas (que se leen de izquierda a derecha y de arriba a abajo) para entender a la perfección qué es la Casa Lis, cuál fue el gusto de Ramos Andrade, hasta qué punto es singular esta suma de colecciones y, sobre todo, qué aportaron el art nouveau y el art decó al arte, a la decoración y a la estética europea del período de entreguerras. Cómo fueron capaces ambos movimientos de leer un tiempo magnífico donde muchos creyeron que todo podía volver a ser feliz, inalterable y posible.» (Celia Sánchez en «El día de Salamanca», págs. 28 y 29).


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