REPORTAJE EN «EL DÍA DE SALAMANCA»
«Lo primero que hace el visitante que entra en la Casa Lis es mirar al cielo, posiblemente con la boca abierta. Bueno… exactamente al cielo no: al techo. A esa especie de manto de patchwork formado por 2.700 piececitas de vidrio unidas por filamentos de plomo. Una idea «muy personal» de Manuel Ramos Andrade que cuajó en 1995 en forma de techumbre. Nos lo cuenta Pedro Pérez Castro, el director del museo.